jueves, 23 de abril de 2009

Desastre medioambiental en Huelva.

Desde hace aproximadamente 40 años, en las proximidades de la ciudad de Huelva y más concretamente en los márgenes de la ría formada en la confluencia de las desembocaduras de los ríos Tinto y Odiel, se localiza un gran complejo de industria química básica que incluye, entre otras, diversas plantas (Fertiberia y Foret) dedicadas a la producción de ácido fosfórico a partir del tratamiento de roca fosfática importada. El ácido fosfórico producido es fundamentalmente utilizado para la posterior fabricación de fertilizantes fosfatados, polifosfatos sódicos para detergentes y otras aplicaciones. El proceso de producción de ácido fosfórico en dichas plantas se basa en el ataque de la roca fosfática con ácido sulfúrico al 70%, reacción que origina ácido fosfórico, y como sub-producto, un sólido denominado fosfoyeso (FY), compuesto mayoritariamente por sulfato cálcico dihidratado (CaSO4.H2O). De forma muy simplificada, la reacción química producida es:

Roca fosfática(fosforita) + Acido sulfúrico = Ácido fosfórico + Fosfoyeso

Las mencionadas plantas son actualmente las mayores productoras de ácido fosfórico en el ámbito de la Unión Europea. En ellas se procesan anualmente aproximadamente unos dos millones de toneladas de roca fosfática para la producción de ácido sulfúrico.
La roca fosfática utilizada como materia prima en las plantas de producción de ácido fosfórico de Huelva proviene fundamentalmente de Marruecos y contiene importantes concentraciones de U-238 (Uranio-238) en equilibrio secular con todos sus descendientes Ra-226 (Radio-226), Pb-210 (Plomo-210) y Po-210 (Polonio-210). Todos estos elementos son radiactivos y presentan un peligro para la salud, por ejemplo el Polonio-210 (con el que se asesinó al espía Litvynenko) es más radiotóxico que el Pu-239 (Plutonio-239) usado en la bomba de nuclear de Nagasaky durante la 2ª guerra mundial. Además el Ra-226 por desingetración nuclear produce un gas radiactivo Rn-222 (Radón-222) cuya inhalación provoca cáncer de pulmón.
La producción de ácido fosfórico en las plantas de producción de Huelva comenzó hace 40 años, en 1968, alcanzándose muy rápidamente una generación de prácticamente 3 millones de toneladas de fosfoyeso anuales. Desde los comienzos de su producción y hasta el año 1997, el 20% del fosfoyeso generado era directamente vertido en la desembocadura del río Odiel, mientras que el 80% restante era apilado en grandes balsas, hasta una altura de unos cinco metros, situadas en las marismas cercanas de la desembocadura del río Tinto. A dichas balsas el fosfoyeso era transportado, mediante bombeo, en suspensión al 20% con agua de mar.
A comienzos de 1998 cambió la política de gestión de los fosfoyesos generados, prohibiéndose los vertidos directos de fosfoyeso al medio marino, por lo que desde entonces el 100% del fosfoyeso generado es transportado para su apilamiento a las marismas de la desembocadura del río Tinto, pero utilizando agua dulce para su transporte en suspensión, y siguiendo esas aguas, tras la decantación del fosfoyeso en las balsas, un ciclo cerrado, retornado a las plantas de producción para su reutilización en el transporte del nuevo fosfoyeso generado.

Las balsas de fosfoyesos ocupan una superficie de 1200 ha (1200 campos de fútbol) casi igual que la superficie del casco urbano de Huelva y alcanzan una altura de unos 25 m. Además se encuentran a escasos 500 m de distancia de la barriada de Pérez Cubillas, punto más próximo de la Ciudad a las balsas de fosfoyesos.
Aparte de la radiactividad del fosfoyeso, las balsas contienen milllones de toneladas de aguas ácidas (ph en torno a 2), que contienen metales pesados como , Arsénico, Mercurio, Zinc, Cadmio, etc. que por lixiviado van a parar a la ría y se incorporan al ecosistema. Ni que decir tiene que dichos metales pesados son altamente tóxicos.
Pero como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, resulta que en el año 1998, en la factoría de Acerinox de la Bahía de Algeciras hubo un accidente que provocó la fusión de una cápsula de Cs-137 (Cesio-137) que contaminó 7000 toneladas de marerial de la factoría. El Cs-137 es altamente radiactivo, tiene una vida media de unos 30 años, y se incorpora con facilidad a los organismos vivos, pues éstos lo asimilan como potasio o sodio. Las 7000 toneladas del accidente, en vez de llevarse al cementerio de residuos nucleares de El Cabril en Córdoba, ¡se entierran! en unas antiguas balsas de fosfoyesos, usadas por la ciudad como escombreras, bajo una capa de arcilla, en el CRI-9 (centro de recuperación de inertes) situadas a 1 km escaso de la Ciudad. Recientemente se ha comprobado que existen fugas de Cs-137 que se incorporan a la ría, a través del estero del rincón.
La conclusión que podemos sacar es ¡terrible!, Huelva se encuentra rodeada por un cementerio nuclear incontrolado, de 1200 ha, la radiactividad es aportada por los fosfoyesos y por las 7000 Tm de Cs-137 depositado de manera irresponsable.

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